Nuestra historia
El inventor y su llavero llevaban varios años probando dispositivos de castidad, buscando el adecuado. Tras gastarse miles de dólares en jaulas y cinturones a medida, por fin encontraron uno que creían que funcionaría.
Cada vez que intentaban la castidad, el inventor adelgazaba, a veces hasta 10 kilos, y en su desesperación, se fijaba en la portadora de la llave de formas que ésta sólo podía imaginar. Pero nunca duraba mucho.
Por desgracia, mientras realizaba tareas básicas en casa, el inventor se lesionó accidentalmente con la jaula tradicional que llevaba puesta.
Finalmente, el inventor quiso renunciar por completo a toda la fantasía, a pesar de desearlo profundamente. Fue entonces cuando su llavero insistió en que volviera a utilizar un dispositivo de castidad como fuera, y pronto. Tras muchas contemplaciones y experimentos, y después de consultar con médicos e ingenieros eléctricos y mecánicos, nació la idea del Veru One, que dio lugar a la creación de la patente provisional.